Teco Massaroni, ese genial delantero panzanegra

En 1983, Guillermo Massaroni jugó algunos partidos en la Primera de Rivadavia, pero fue al año siguiente que alcanzó un papel protagónico, cuando el club de la Avenida Vieytes aceleró un recambio generacional prácticamente obligado porque muchas de sus principales figuras emigraron a San Patricio.
En la temporada de 1984 Rivadavia perdió una emotiva final ante El Frontón en un parque Municipal de San Andrés de Giles repleto de público, pero ya en ese momento Massaroni conformaba una dupla ofensiva llena de talento con Silvio Echaniz. Esta pequeña sociedad futbolística sería vital en las consagraciones que estaban por llegar, porque el elenco panzanegra fue campeón en 1985, 86 y 87 jugando un muy buen futbol.
Teco y Silvio también integraron una selección juvenil que fue segunda en un torneo organizado por la Federación Norte y ambos jugaron para Rivadavia en la primera experiencia de un cuadro local en los viejos campeonatos regionales, donde se enfrentaron a los mejores equipos de la zona.
Massaroni era un volante ofensivo, prácticamente un 9 que arrancaba desde atrás, con facilidad para aparecer por cualquier lugar del terreno y cuando se acercaba al área era profundo, vertical y desequilibrante. Fue la principal carta ganadora de una estupenda formación moldeada por Domingo Martino a mitad de la década de los 80, que sin dudas hizo historia.
Tras un corto pasaje por Sportivo de Baradero (allí jugó durante 1988) regresó a Rivadavia, entidad en la que permaneció hasta finales de 1997. En el verano de 1998 se produjo su sorprendente pase a River Plate, donde se encontró con su amigo Diego Maggio para armar una increíble formula de ataque (que también compartió Walter Cobo) permitiéndole a los de la Plaza Belgrano ganar un título luego de 15 años de sequía.
Teco estuvo solamente un año en River Plate y se alejó de las canchas después de perder con El Frontón la final del Clausura 98.
Lo que casi nadie recuerda es que cinco años más tarde Guillermo Massaroni volvió a Rivadavia y que se retiró del futbol luciendo la camiseta panzanegra en el pecho. Fue una tarde de otoño de 2003 y el conjunto que por entonces dirigía Enzo Canali le ganó por 3 a 1 a Unidos. Fue el adiós definitivo, casi en silencio, de un jugador formidable que a lo largo de su exitosa campaña convirtió 103 goles.

