La razones de la consagración de San Patricio: Análisis profundo de una campaña exitosa

 La razones de la consagración de San Patricio: Análisis profundo de una campaña exitosa

En el recuerdo paso a paso del recorrido de San Patricio por este torneo Clausura vamos a notar que la campaña arrancó con una muy buena victoria 3 a 2 ante River Plate, que lo había eliminado en las semifinales del Apertura, con una extraordinaria actuación de Manuel Blanco, pero que luego cayó sin atenuantes 3 a 1 ante Huracán en una vibrante edición del clásico contemporáneo de nuestro futbol.

Después fue encadenando triunfos (1 a 0 con Capilla, 2 a 0 frente a Solís, 3 a 0 ante el duro San Antonio de Julio Marques) que le permitieron llegar a la cima de la Tabla de Posiciones, aunque esa serie ganadora se interrumpió con una igualdad 1 a 1 ante Rivadavia por la Octava fecha.

Más tarde le ganó ajustadamente a Unidos (1 a 0 con un gol sobre la hora de Pedro Cairo), 2 a 1 a Robles como visitante y 2 a 0 a Independiente con una formación llena de ausencias, y cerró la Ronda de Clasificación en Capitán Sarmiento con una derrota por 1 a 0 ante un San Carlos que ya había recuperado parte de su mejor condición física.

En los cuartos de final eliminó a un siempre complicado Independiente, que incluso le iba ganando 1 a 0 a los 15 minutos del complemento, y en las semis dejó en el camino a Huracán, en un duelo mano a mano caliente y emotivo que le dio el pasaporte para la definición de un campeonato que se adjudicó sin discusiones.

Pero más allá de este balance numérico y estadístico existen razones futbolísticas, colectivas e individuales, que sustentan esta nueva consagración del elenco del trébol en el pecho.

Una de ellas, tal vez la fundamental, es que se mantuvo fiel a un estilo de juego, a una manera propia de sentir el futbol, aun en momentos en los que su rendimiento era irregular, con actuaciones apenas discretas, pero jamás se aportó de un libreto que sus jugadores saben interpretar a la perfección y casi de memoria.

Además mostró un funcionamiento táctico muy aceitado, un orden dentro de la cancha que le permitió salir adelante en situaciones comprometidas y que al mismo tiempo potenció las respuestas individuales que aparecieron alternadamente y a la hora señalada.

En ese plano, el individual, tuvo nombres muy destacados como Nicanor Basabilbaso, una garantía de jerarquía en el fondo, Martín Gignat, de actuaciones parejas en la posición del viejo número 10, Matías Pigretti, que cumplió dos funciones esenciales: asistió a Federico Menconi en la contención y acompañó a Juan Bolea en la creación de las maniobras, Pedro Cairo, su mejor baraja ofensiva, los chispazos fulgurantes de Manuel Blanco, la potencia de Francisco Simionatto para recorrer todo el lateral izquierdo, la madura juventud del golero Brian Rivello y lo que aportaron Lisandro Gignat, Diego Pollier, Federico De Rosa y Cesar Nuñez cuando les tocó ingresar.

El último párrafo es para el entrenador Germán Mangieri, que ganó dos de las tres finales que le tocó dirigir y la que perdió en 2022 ante San Carlos fue por vía de los penales. Supo administrar con acierto un plantel rico pero frecuentemente disminuido por las lesiones, ya que en varias ocasiones faltaron Blanco, Pigretti, Menconi y Cairo, quien se lastimó en el trascurso del cotejo definitivo ante Rivadavia. En los tramos en los que el equipo bajó sensiblemente la calidad de sus prestaciones mantuvo la calma y siguió respetando a muerte sus ideas futbolísticas, dos cualidades que le permitieron a San Patricio dar una nueva vuelta olímpica.