La motosierra de Milei llegó al campo
El gobierno nacional encabezado por Javier Milei dio un nuevo paso en su política de ajuste al disolver, mediante el Decreto 408/2025, una serie de programas y regímenes que sostenían a pequeños y medianos productores agropecuarios.
Entre ellos, se eliminó el histórico Régimen de Promoción de la Ganadería Ovina, una medida que genera fuerte preocupación entre los ganaderos de nuestra región.
La decisión, publicada este miércoles en el Boletín Oficial, alcanza también a programas destinados al desarrollo de la ganadería caprina, bubalina (búfalos), de llamas y hasta a la producción de gusanos de seda. Según explicó el Gobierno, estas políticas ya no responden “al escenario productivo actual” y fueron consideradas “redundantes” dentro de su plan de desregulación del Estado.
Sin embargo, en San Antonio de Areco y otras zonas de la región, la medida cae como un balde de agua fría. Productores locales, muchas veces organizados en cooperativas, escuelas agrotécnicas o asociaciones rurales, accedían a estos fondos para mejorar genética, infraestructura o adquirir tecnología.
Ahora, sin esos aportes no reintegrables, el panorama se complica especialmente para los pequeños establecimientos ganaderos, que ven en riesgo su sustentabilidad.
“El Régimen Ovino fue clave para sostener la producción en campos chicos, para diversificar y mantener viva la actividad en zonas donde no se llega con otra ayuda”, expresan desde el sector de producción ovina. “Esta decisión deja sin herramientas a quienes veníamos apostando a producir con el esfuerzo familiar”.
En nuestra zona, la cría de ovinos y caprinos, aunque más acotada que en otras regiones, cumple un rol importante en la economía rural y la cultura productiva.
El decreto –firmado por el presidente Javier Milei junto al ministro Mariano Cúneo Libarona, y el jefe de Gabinete Guillermo Francos– no prevé reemplazo institucional ni continuidad para los fondos eliminados. Esto deja a miles de productores sin respaldo técnico ni financiero, en un contexto económico cada vez más complejo para el sector.
En Areco, donde la ganadería representa una parte vital de la identidad productiva y cultural, la medida se percibe como un nuevo golpe a las economías regionales. Las consecuencias se harán sentir no sólo en los campos, sino también en el entramado de instituciones rurales que ven recortadas sus posibilidades de acción.
El ajuste sigue avanzando y, una vez más, impacta de lleno en el interior productivo.
