Gallardo y su magia hacen crecer a Rivadavia

En 2021, cuando la pandemia de Covid 19 nos dio un respiro, Tomás Gallardo apareció como una nueva promesa del futbol local y rápidamente se convirtió en una de las figuras de Rivadavia que perdió por penales la final del Clausura a manos de Capilla.
Después tuvo un accidente callejero que lo hizo parar un tiempo y que lo obligó, a su regreso, a jugar con un casco protector como los que usan los jugadores de rugby.
Tuvo una estadía fugaz en Villa Dálmine de Campana, pero pegó la vuelta para lucir otra vez la casaca panzanegra ya consolidado como un delantero rápido, saltarín, con mucha movilidad, certero para definir e inteligente para tirarse atrás y trazar diagonales para fabricar espacios.
El domingo anterior tuvo media hora sensacional con una ráfaga goleadora que mostró todas sus facetas. En el primer gol fue oportuno para “pescar” una pelota suelta en el área chica, en el segundo definió con justeza un mano a mano con Ciafardini tras un pase medido del Keke Benítez y en el tercero clavó abajo, junto a un palo, un derechazo imparable que ejecutó desde 25 metros de distancia.
Lo calificamos con 10 puntos porque su desempeño, que en ese lapso de 30 minutos fue sencillamente brillante, influyó de manera decisiva en el triunfo del club de la Avenida Vieytes.