El legendario panzanegra Topo Hernández volvió más vigente que nunca

El pueblo futbolero, sobre todo el hincha de Rivadavia, vivió el domingo un momento muy emotivo porque Joaquín Hernández volvió a jugar luego de 10 meses de ausencia y su regreso fue soñado, digno de una serie de Netflix.
Hernández se lesionó el domingo 8 de septiembre de 2024 en la previa al partido que su equipo perdió 2 a 1 con Solís. Esa tarde debutó como entrenador Maximiliano Sanchez.
La lesión en el tendón de Aquiles le demandó a Joaquín una intervención quirúrgica y una extensa recuperación. Después llegó el momento de volver a entrenar, de ponerse a la par de sus compañeros, de ir despacio.
En el encuentro del pasado fin de semana con San Antonio estuvo entre los suplentes e ingresó por Kevin Benítez, la gran figura de la tarde, cuando aún faltaban 15 minutos y el tanteador estaba 3 a 2 para el club de la Avenida Vieytes.
San Antonio había logrado igualar en 3, pero ya en el descuento, dos cabalgatas del chico Sebastián Morris concluyeron en penales.
Ahí estuvo la oportunidad para que Joaquín Hernández mostrara su valor, su temple para ejecutar el primero con un disparo bajo al palo izquierdo y menos de un minuto más tarde clavó el segundo con un tiro cruzado.
Cuando festejó el 4 a 3, Hernández rompió en un llanto emocionado. La gente de Rivadavia lo aplaudió con orgullo, compartiendo esa emoción. Era la vuelta esperada del ídolo de 42 años, que sellaba la victoria, el pase a las Semifinales y que engrosaba su cuenta goleadora personal a 168, una cifra que lo pone a solo 6 de alcanzar a Walter Cobo, que con 174 es el máximo artillero de la historia de nuestro futbol.
