El irremplazable Basabilbaso sigue ofreciendo solidez y seguridad al fondo de San Patricio

 El irremplazable Basabilbaso sigue ofreciendo solidez y seguridad al fondo de San Patricio

Cuando circula la pregunta sobre cuál es el mejor jugador de la Liga Deportiva en la actualidad uno de los primeros nombres que surgen es el de Nicanor Basabilbaso.

El capitán tiene una larga campaña con la camiseta verde amarilla ya que debutó en el verano de 2009 cuando Jorge Heredia lo incluyó en un encuentro por Copa Federación ante River Plate de Chacabuco.

Pero al principio no le fue sencillo a Nicanor asentarse entre los mayores y fue cambiando de posición porque Julio Marquez, que reemplazó a Heredia en la conducción técnica, en algunas ocasiones lo ubicó de marcador de punta y de mediocampista central.

Cuando bajó a la cueva se convirtió en un zaguero excepcional. Veloz, tiempista, firme en el mano a mano, con muy buen cabezazo, personalidad, un preciso disparo con pelota parada y una facilidad asombrosa para salir jugando desde el fondo que prácticamente lo convierte en un volante que arranca desde la defensa para dar la primera puntada en la elaboración de la maniobra.

Hace una década que Basabilbaso es figura indiscutida, un puntal fundamental en todos los campeonatos que su club ganó desde 2017 para acá y un capitán casi natural de un San Patricio que por sobre todas las cosas respeta un estilo de juego, una manera de sentir el futbol que viene desde el comienzo de su historia cuando recién despuntaban los años 60 y Roberto Brady empezó a reunir muchachos en una modesta canchita ubicada en la parte de atrás de la parroquia, sin siquiera imaginar el legado que estaba dejando para las generaciones futuras.