El drama de volver a casa

Desde el viernes por la tarde se pusieron en marcha una gran cantidad de acciones colectivas que dejaron de manifiesto una cadena de solidaridades para ayudar al que lo necesitaba y que se volvió distintiva como la principal manera de responder a un desborde del rio Areco similar al registrado en diciembre de 2009.
El regreso a sus casas de los inundados es una situación impactante, difícil de describir si uno no está en los zapatos del que una vez más tuvo su vivienda llena de agua.
El olor penetrante, el barro, las arañas entre otros insectos, la comprobación de que la altura a la que se levantaron las cosas fue superada por el nivel del agua, la inevitable pérdida de objetos de valor material y afectivo. Es un golpe anímico muy fuerte que para muchos ya se repitió varias veces: 2009, 2014, 2015, 2024 y para los más antiguos habitantes de la costanera la historia arrancó en marzo de 1980.
La tarea que muchos vecinos comenzaron ayer y que se extenderá por unos cuantos días más consiste en una limpieza a fondo, en la desafección que requiere de litros de detergente, lavandina y jabón, de varios palos de escobas, secadores, trapos de piso y sobre todo de la a colaboración de amigos que den una mano ante la emergencia.
Pero también se hace un relevamiento para tener un inventario particular de lo que se perdió: colchones, ropa, calzado, mercadería, muebles, electrodomésticos, documentos que no se alcanzaron a poner al resguardo del agua cuando llegó la hora de la evacuación apurada que se hizo casi con lo puesto.
Toda esa gente se va a poner de pie otra vez, porque tiene la piel curtida de tanto sufrimiento y porque aunque parezca mentira, en esta Argentina de mayo de 2025, la mayoría del pueblo entendió que nadie se salva solo cuando la mano viene cambiada.
“Nadie se salva solo” la frase que popularizó la serie El Eternauta es el lema que unió a los vecinos de Areco ante una nueva inundación. La impactante crecida generó una crisis muy aguda que conmovió a toda la sociedad.




