EL DOLOROSO REGRESO A CASA

El comentario que se escucha permanentemente entre los vecinos de la costanera es que esta inundación es similar a la de diciembre de 2009, pero que el agua se retira de manera mucho más lenta que aquella vez.
Dejó de llover durante la madrugada del domingo y recién a media mañana del lunes pudieron ingresar a sus casas los primeros vecinos de los puntos más alejados del rio de los barrios Amespil, Canuglio y Los Horneros. También de las cercanías de la calle Mateu, si miramos para el lado del centro de la planta urbana.
Ese ingreso, con elementos de limpieza en mano, fue con la luz eléctrica cortada, las calles todavía inundadas y con algunos centímetros de agua dentro de las viviendas. El primer pantallazo: comprobar si fue efectiva la altura a la que levantaron las cosas y hacer la primera inspección rápida de las pérdidas materiales, que son inevitables cuando se produce este tipo de acontecimientos desgraciados.
Después, con el correr de las horas, el retorno de los inundados será general, lo mismo que la lucha que van a emprender para sacar el barro y el mal olor que deja como marca una nueva inundación.
Luego, con la gente ya instalada otra vez en sus casas, vendrá la etapa de ver cómo recuperar lo que se perdió por el efecto dañino de la creciente: electrodomésticos, muebles, documentos, ropa, calzado y otros objetos de valor que cuestan demasiado dinero.