Areco Rock: el Rivadavia explotó de gente y la historia logró repetirse

Hace 30 años sucedió el primer Areco Rock. Reunió a las bandas más grandes de ese entonces, en el anfiteatro local. Fue un suceso cultural del que casi no hay registros. No había celulares, storys ni necesidades de figurar. Se hizo tres años seguidos a orillas del río. Después de algunos cambios de locaciones, caducó.
Este fin de semana volvió la mística, como esas cosas del más allá que retornan para hacernos bien. De los creadores de las peñas folclóricas más multitudinarias de los últimos tiempos, Areco Baila Rock apareció como una caricia al alma a los que disfrutan de la música ligera. Las bandas locales del momento se arriesgaron a tocar en una de las locaciones más grandes del pueblo: el salón del club Rivadavia. Y funcionó.
350 personas se reunieron a festejar los temas de La Biga alada y El Gato de la Abuela, conjuntos de rock potentes, con cancioneros populares y creaciones contundentes. Hablan de cosas palpables, nombran paisajes arequeros e identifican al público con sus letras. Hubo banderas, pogo y descontrol. Como debe ser. Un éxito taquillero.
En tiempos donde muchos se preguntan si el rocanrol murió, lo del sábado pasado reafirmó la idea de que Areco puede y debe producir eventos de calidad para contener a su gente. La Biga Alada brilló con hits tan coreados como esas letras de bandas consagradas. Chapu Morales volvió a destilar carisma sobre el escenario con un desparpajo nunca antes visto por estas latitudes. Como en esas tardes analógicas en el anfiteatro del río Areco.




