Recuerdos: el boliche de Ermilio

En nuestros Bares de la Historia, hablamos hoy del particular boliche de Ermilio, a pasitos de la plaza Gómez.
Roque llegaba con premura, antes mismo q Don Alfredo… Era escala inaugural del diario derrotero del incansable cantor popular. Pequeño reducto colgado de la esquina de Alem y Bolivar, los anocheceres dentro de ese boliche-almacén latían con charlas variadas y risas.
Fines de semana de los jovencitos que junto a las facturas de la pana de San Martin y Arellano, buscaban algo líquido para seguir y debatir sobre la noche que se había ido y la suerte que merecieron sus hormonas.
Tres veces mínimo, anunciar con voz firme que se deseaba tomar y contrarrestar así la endeble audición del bolichero. Para finalizar las jornadas, algunos reclamos a viva voz del calvo propietario exigiendo desalojar la mínima sala.
Esos mediodías de sábado para la gancia, alguna tímida mesita sin naipes y sentarse donde se podía, un cajón de manzanas o una bolsa de papas.
Los últimos años, su hijo Alfredito culminó la faena con amabilidad y mirada mansa… hasta el adiós, que finalmente llegó, implacable como siempre.